A los 39 años el suizo Roger Federer ha perdido los reflectores. Opacada su gran figura por la batalla de Djokovic y Nadal por estar al frente en los encabezados, y luchando contra una nueva generación que lo veía desde categorías infantiles cuando él ya levantaba trofeos de Grand Slam.
Unas horas después de esta victoria, Federer anunciaría su retiro por molestias en la rodilla, lo cual le impidió presentarse a su partido de octavos de final ante el italiano Matteo Berretttini.
Pero Roger es más que la leyenda, es un jugador que sigue luchando y que sabe que la arcilla no es su elemento, pero buscará todo el juego posible antes de llegar a Wimbledon.
Y la noche y madrugada del sábado lo vieron avanzar a la cuarta ronda, luego de vencer en un agotador encuentro de tres horas y media al alemán Dominik Koepfer, de 29 años y 59º ATP., con parciales de 7-6 (7-5), 6-7 (3-7), 7-6 (4) y 7-5.
La noche del sábado Federer demostró que no lo distrae el no ser la gran figura del torneo. Jugó, se esforzó, luchó y sumó un nuevo triunfo a sus records sin más testigos que su rival, los jueces y los recoge bolas, porque el estadio estaba cerrado al público debido al toque de queda en París.
Para la cuarta ronda Federer volverá jugar con el corazón ante otro complicado rival, el italiano Matteo Berrettini, con apenas 25 años y colocado en el lugar 9 mundial. Por si fuera poco, en cuartos, podría esperarle Novak Djokovic.
Pero al suizo eso no le importa. En su camino va paso a paso. Por el amor a un deporte que lo convirtió en leyenda.
