Después de un instante, Hamlin se puso de pie. Mi primer pensamiento fue, “Gracias a Dios no hay lesión en la columna vertebral”. Instantes después, se colapsó quedando inerte en el terreno de juego. Al instante, quedé consternado porque algo no estaba bien.
Durante mi trayectoria en el futbol Americano colegial, y en la NFL, viví una situación similar cuando jugaba en la Universidad de Texas.
Era Octubre de 1981, visitábamos a los Arkansas Razorbacks. Bruce Scholtz, uno de nuestros linebackers, quien más tarde jugó ocho años en la NFL con Seattle y Nueva Inglaterra, se colapsó de la misma manera que Hamlin.
La atención fue inmediata. Bruce salió en camilla, pero su desvanecimiento fue un desmayo temporal. Esperaba que lo de Hamlin fuera lo mismo. No fue así.
Mientras transcurría el tiempo, y el personal médico de ambos equipos y del estadio atendían a Hamlin, mi consternación crecía gradualmente y empecé a rezar por su recuperación.
En trayectoria que menciono, que fue 14 años, vi lesiones serias y grotescas. Vi salir jugadores en camilla, incluyendo a un amigo cercano quien sufrió una lesión en la columna.
NUNCA vi expresiones de angustia y desesperación como las que vimos en las caras de los jugadores de Bills.
Poco después nos informaron que a Damar le habían aplicado una reanimación cardiopulmonar (CPR en Inglés). Más tarde se confirmó que había sufrido un paro cardiaco, y que afortunadamente pudieron reactivar su corazón.
El partido se suspendió temporalmente, luego indefinidamente. Joe Buck, el narrador de ESPN, mencionó en varias ocasiones que los jugadores habían recibido instrucciones de la NFL de “calentar” y luego reasumir el juego.
Troy Vincent, VP de Operaciones de la NFL negó categóricamente que esto hubiese ocurrido. Ambos entrenadores decidieron que, independientemente de lo que decidiera la liga, sus equipos no reanudarían el partido. Era la ÚNICA decisión que se podía tomar.
Cada jugador, me incluyo aquí, está consciente de la posibilidad de sufrir una lesión seria. Mi temor siempre fue quedar paralizado. Como pateador, las ocasiones en la que tuve contacto fueron mínimas, pero fueron fuertes. En todas me pude poner de pie después de unos instantes.
El temor de una parálisis siempre existió. JAMÁS me cruzó por la mente la posibilidad de un paro cardíaco.
En la NFL, y en el mundo del deporte, hay lesiones que producen parálisis, y ha habido situaciones que han resultado ser fatales.
En noviembre 1991, Jeff Hostetler, QB de los NY Giants y uno de mis mejores amigos, salió en camilla después de una fuerte tackleada.
Fue impactante verlo salir del terreno de juego hacia una ambulancia, pero nos dio una señal de que estaba bien. Sufrió fractura de vértebras, pero tuvo una recuperación total.
En noviembre 1992, Dennis Byrd, uno de los jugadores con los que hice buena amistad en el corto tiempo que estuve con los Jets, tuvo una colisión con su compañero, Scott Mersereau. Dennis quedó paralizado de la cintura a los pies.
En ese entonces ya no era parte del equipo, mi carrera en la NFL había terminado, pero el “schock” de la noticia tuvo el mismo impacto como si hubiese estado presente.
Años después, Dennis pudo volver a caminar. Tristemente, falleció en un accidente automovilístico a los 50 años.
En septiembre 2007, Kevin Everett, también de los Bills, sufrió un golpe que lo dejó paralizado. La atención inmediata del cuerpo médico de los Bills le salvó la vida.
En agosto 2001, Kory Stringer de los Minnesota Vikings colapsó durante una práctica de pretemporada por insolación. Murió poco después. Ni los Vikings, ni la NFL, estaban preparados en ese momento para prever, y atender, este tipo de situaciones. Cambios a las rutinas de entrenamientos, como hidratación frecuente, y prácticas menos exhaustivas, han reducido, pero no eliminado, estos casos.
El personal médico presente en los estadios de la NFL, conformado por personal independiente y de ambos equipos, realiza simulacros de emergencia antes de los partidos para poder actuar sin pérdida de tiempo. La pronta reacción que tuvieron con Damar Hamlin, evitó una catástrofe.
Damar, se reporta, sufrió lo que se denomina “commotio cardis” que, de acuerdo a reportes de cardiólogos, es resultado de un golpe al pecho en un preciso momento durante el ciclo eléctrico que rige al corazón, ocasionando que deje de latir.
Un antecedente similar en el mundo del deporte lo tuvo Christian Eriksen, jugador de futbol de Dinamarca, quien también sufrió paro cardíaco durante un partido de la Eurocopa 2020, y recibió “CPR” en el terreno de juego. Eriksen pudo recuperarse y volvió a las canchas Europeas.
Al momento de escribir esta nota, el reporte es que la situación de Hamlin es crítica, pero estable. Sus signos vitales son normales, pero está intubado, algo que, de acuerdo a varios médicos, es parte del protocolo de una persona en terapia intensiva. Esperamos, y rezamos, que al igual que Eriksen, tenga una pronta y total recuperación.
En el caso de Eriksen, los jugadores de ambos equipos decidieron terminar el partido horas más tarde. Ambos equipos estaban en un país neutral durante la Eurocopa. La situación del Buffalo vs Cincinnati es diferente. Los Bills, salvo algunos jugadores que permanecieron en Cincinnati, regresaron anoche a su ciudad.
La NFL acaba de anunciar que Bills vs Cincinnati NO se jugará ESTA semana, pero no
cancelaron el juego. Conociendo la forma de operar de la liga, buscarán apegarse lo más posible
al calendario actual.
Parece haber sólo un par de alternativas.
La primera opción sería cancelar el juego si los resultados del domingo aclararon un poco la situación de playoffs. Eso se daría si Kansas City vence a Raiders, Buffalo perdiera vs Pats, y Cincinnati derrotara a Baltimore. Kansas City sería el #1 en la AFC, Cincinnati el campeón de su división y quedaría empatado con Buffalo con marca de 12-4.
Se podría aplicar el criterio de desempate entre dos equipos para definir al sembrado #2. Habría debate e inconformidad, pero dada la situación, sería irrelevante.
La otra opción sería reanudar el partido después de la jornada 18, quizás el jueves, y alterando los días de playoffs para Buffalo y Cincinnati.
De ganar Buffalo, no les afectaría porque retendrían la primera posición y descansarían la primera semana de postemporada.
De perder, ellos y Cincinnati tendrían que jugar un partido de playoff, quizás el lunes, pero con menos días de descanso.
Finalmente, no queda más que seguir rezando por Damar y su familia, en particular su madre, quien estando presente en el estadio tuvo que presenciar y sufrir momentos de angustia que los que somos padres, nunca quisiéramos vivir.